25.10.10

Fichas de domino

Seguramente haya sido una coincidencia, pero nada mejor que la realidad para cachetearte la cara. Uno al lado del otro, al lado del otro, al lado del otro, de principio a fin, todos y cada uno de ellos con el celular en la mano. Nadie los culpa, viajar como ganados te hace querer salir de ahí, y de hecho, no estaban ahí. Eran 60 cuerpos viajando de un lugar a otro, que a su vez viajaban en sus mentes. No los culpo pues yo soy uno de ellos y viajo mientras viajo.
Seguramente haya sido una coincidencia, pero definitivamente tiene un punto de sentido, como mínimo. ¿Quién estaba transitando las calles entonces? Esperemos que el colectivero, necesariamente el tiene que estar allí, no puede hacer un viaje adentro de otro viaje porque es responsable de la vida de esos 60 cuerpos. Un caso extremo he presenciado, es más común ver esa situación pero de manera más sutil. Naufragamos entre auriculares y sueños diurnos, y nuestra cabeza danza en un lugar que no es el lugar donde está el resto de nuestro cuerpo. Eso, o nuestra cabeza no está en ningún lado. Cual fuera la opción, terminamos no estando en ese desplazamiento, ese punto medio que no es ninguna de las cosas. Me pregunto entonces quien transita lo real, y sobre todo si existe lo real por fuera de nosotros. ¿Habrá alguien notado lo alto que son los edificios? ¿Habrá alguien notado cuántas puertas diferentes existen? ¿Habrá alguien notado esa niña triste? ¿Habrá alguien notado la sonrisa desinteresada que regala aquel ángel gris?

8.10.10

No leas lo que sigue

Te ruego no lo hagas, de lo contrario te convertirás en mi asesino. En el instante que me leas me habrás creado en tu mente para luego, tarde o temprano, terminar de leerme, lo que implicaría mi muerte en tus manos. Si pudieras leerme eternamente yo sería eterno, pero ambos sabemos que eso es imposible. Habiendo comenzado entonces, te pido me leas lento y pausado, de esa manera sabré que existe el fin y que se encuentra lo más lejano posible. Yo no soy el escritor, yo soy esa voz en tu cabeza que quizás tenga tu voz, o quizás quieras inventarme una. Podrás conocerme o no, pero eso no importa puesto que no soy el escritor de estas palabras, sino esa voz en tu mente. La versión real de mi no sabe que me estás leyendo, no sabe de vos y por lo tanto no le importás. En cambio yo te deseo únicamente cosas buenas, y no pido nada a cambio, créeme. El escritor real ahora mismo puede estar viajando o estudiando o tomando mate o haciendo el amor, o lo que se te ocurra pensar que podría estar haciendo. Yo soy vos, hago lo que estás haciendo, y cuando dejés de pensar en mi moriré. Por supuesto que puedo renacer como un fénix aquella vez en el futuro que te vuelvas a acordar de mí, pero mientras tanto, ¿dónde estaré? Es una pregunta que no quiero hacerme porque no voy a llegar a ningún lado, sólo aumentaré el monto de angustia en mi pecho, que también es el tuyo. Puede ser que otra persona me lea, pero yo soy en vos únicamente. La voz en la cabeza de otro es eso, otro. Para serte sincero, desearía ser un poco la versión real de mi, seguramente no se estaría haciendo estas preguntas existenciales.
Inhala-exhala. Inhala-exhala. Inhala-exhala. El final se acerca y necesito que tu pulso cardíaco descienda un poco así puedo vivir unos segundos más. No te engañes, unos segundos en tu mente es muchísimo tiempo para mí. Déjame decirte que tu mente es un lugar agradable para existir, pero, ¿dónde la ubicarías exactamente en tu cuerpo? Trata de ubicarla, cierra los ojos, guíate por mi voz. Te apuesto que si le preguntas a otra persona ubicará su mente en otro lugar, por ello es que en otro soy otro, ¿cómo podría estar al mismo tiempo en dos o más lugares diferentes?
Antes de partir quiero hacerte saber que no te odio por quitarme la vida, al fin y al cabo me la has dado. Y en el tiempo que existí fui feliz, y eso es suficiente en la suma final. El punto de cierre se acerca, lo puedo oler, a cada palabra está a una palabra más cerca. No hace falta que me recuerdes, no pretendo renacer, estoy inquietamente en paz con el misterio más grande del cosmos. Así que cuando quieras puedes leer la última palabra y todo se habrá acabado. Esta vez no te tomes tu tiempo, léela rápido, no juegues conmigo.

Adiós.

(Texto publicado en PluzUltra Mag Nº6, Octubre 2010)

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