7.9.13

Colores

Mi relación con los colores comenzó de pequeño, como nos pasa a todos. Empezás diferenciándolos, aprendiendo a nombrarlos y clasificarlos. Haciendo asociaciones con lo cotidiano, separándolos en grupo, y de repente aparecen las preferencias. Mi color favorito es el verde azulado, eso me ahorra tener que elegir entre el verde y el azul. Desde pequeño entonces tengo una preferencia. También hay colores que me son indistintos y otros que prefiero evitarlos. En algún momento llegue a odiar alguna tonalidad, pero eso ha quedado en el pasado, hoy soy un hombre nuevo. Ya de adolescente empecé a dejar los colores familiares para empezar a probar nuevos colores con mis amigos. El tamiz de mi paladar se fue afinando, llegué inclusive a distinguir colores que otros no distinguían. Fue así que varios clanes quisieron incorporarme a sus filas. Pertenecí a selectos grupos de intelectuales, gente culta e inteligente. Sabían describir los colores con tantas palabras que yo desconocía, y eso me asombraba. Me enseñaron a odiar sin saber que estaba odiando. Me enseñaron a detestar con altura. Del millón de colores que ahora percibía, aprendí a amar a unos pocos de la paleta, y a maldecir al resto. Los colores ordinarios eran de gente ordinaria. Pensaba que estaba en el mundo de los adultos, pero honestamente era un niño jugando un juego macabro. Un buen día comprendí que de nada sirve odiar a los colores, están ahí todo el tiempo, te siguen a todos lados. La clave es aprender a disfrutarlos, ese es un trabajo individual que lleva tiempo y tiene grandes recompensas. No hay colores lindos o feos, pero si hay ojos que saben apreciar y ojos que no saben apreciar. Mi meta es llegar a amigarme con todos, aprender a respetarlos. De esa manera el placer se hará presente más seguido en mis días.

1.8.13

Habrá de mi

Cuando muera habrá de mi numerosos retratos espontáneos y miradas devastadoras. Incontables canciones, algunas de las cuales ya he olvidado. Mi hermana menor cuando era un bebé y el tesoro oculto de un cumpleaños de mi infancia. Tabla de resultados deportivos y académicos, y mi nombre mal escrito en el tablero de un indigente. Palabras en tinta como éstas y palabras habladas en la memoria de un celular guardado en una bolsa. Videos de conciertos propios y ajenos, con mucha gente o solos fracasados. Cuadernos llenos de notas inentendibles y guitarras afinadas. Quedarán muchas cosas, otras sin embargo quedarán en la clandestinidad de mi mente. Ideas nunca pronunciadas, afirmaciones muy temidas. Aquel que me reconstruya tendrá lo mejor de mí, seré un personaje que habré (o no) importado a alguien. Cuando pienso en ese futuro miro el presente con ojos de niño, todo se vuelve maravilloso e increíble. Comprendo lo afortunado que soy al transcurrir un instante del universo.

19.3.13

Beatriz es mi nombre

Beatriz está asustada, cree que está viviendo uno de esos pocos momentos de la vida en que se toman decisiones de verdad. El resto del tiempo estamos caminando sobre huellas caminadas y tomando decisiones insignificantes. Hoy Beatriz siente que lo que está por hacer va a moldear el rumbo de su vida. Asustada de verdad, asustada como el mono cuando se enfrenta a un bosque barroco y ya no hay Sol que lo acompañe. Es el momento de los valientes y ella no se sabe valiente. Beatriz recién se está conociendo, está expandiendo sus fronteras y encontrando algunos vicios. Cree que no hay forma de prepararse para lo que viene, y el universo de posibilidades la deja maravillada y perpleja a la vez. Beatriz sobre todo no quiere que su cuento le resulte conocido, no quiere que otro escriba en el cuaderno que reposa al costado de su almohada.

16.2.13

Hacen falta dos personas que le crean a un loco para que cambie el mundo

El resto es historia.

29.1.13

Escaleras

Los grandes pensadores y los grandes artistas, si es que existe una línea entre ellos, son hombres que han seguido creciendo más allá de su adultez. Son pruebas vivientes de que el ciclo niño-adolescente-adulto es insuficiente. El destino es un misterio y los viajes son tan únicos como sus viajeros. Tarde o temprano estos aventureros de "el alma" deberán definirse con la muralla del entendimiento. Del otro lado están los locos. Y esos particulares viajes se verán marcados a fuego por los intentos de cruzar la muralla. Algunos saltarán alturas inhumanas, para luego caer y quebrarse en el suelo. Otros serán precavidos y utilizarán el tiempo para construir escaleras que suban y bajen. Y otros se mantendrán indecisos, muriendo de la intriga a cada instante. Usarán sus sentidos para construir mentalmente el paisaje que les espera del otro lado, pero ninguna de las alternativas imaginadas estarán cerca de representar las delicadezas del no-sentido.

4.1.13

Cauce

Nacemos ríos, brotamos del mismo misterioso Manantial y a partir de él discurrimos. Sin elegir nuestro caudal, color o forma, hemos de abrirnos paso por la tierra. La luna nos atrae y repele, el sol calienta nuestras entrañas, muchos se acercan para alimentarse de nosotros y otros vienen a perecer a nuestras orillas. Los ríos somos bravos por temporadas y mansos en otras, tenemos humores que escapan a cualquier predicción. La ciencia sabe poco y nada sobre nuestra naturaleza, los poetas quizás se acerquen mas a nuestra verdad, pero la verdad de otro es siempre la verdad de otro, no la nuestra. Cuando los pájaros cantan sus últimos versos, allí donde el sol se torna anaranjado, comienza el tiempo de soledad. Si uno presta atención podrá escuchar a otros ríos solitarios a la distancia, y si cerramos los ojos y ponemos más atención aún podremos imaginarnos conformar un solo río majestuoso y sabio, anciano y joven a la vez. Cuando los ríos unimos nuestras voces podemos darle agua a los ríos flacos, hacemos fuerza y nuestros canales encaran nuevos rumbos. Las corrientes toman desprevenidos a los peces y deben adaptarse, pero no teman por ellos, están preparados para esas inclemencias. Un río en problemas es todos los ríos en problemas, eso nos ha enseñado el misterioso Manantial del cual brotamos. No olvidemos que el caudal, el color y la forma son una circunstancia, un estado momentáneo de conciencia.

(Texto publicado en la primer revista trimestral de Miralos Asociación Civil)

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