11.12.10

Los dos bandos

Lo más difícil es conciliar internamente que ambos bandos tienen razón. Decirlo no alcanza, hay que estar en paz con el hecho de que tu punto de vista y del otro, que a simple vista son contradictorios, en realidad son igual de válidos. La tolerancia, el respeto y el amor implican ese estado de paz. Si le damos una vuelta más a la cuestión lo que está de fondo en la confrontación es que es posible estar más acertado, que hay diferentes distancias con la verdad. Creer en uno mismo más que en otro es plantearse más cercano al concepto abstracto que aquella otra persona. Pero, ¿quién dijo que era así? Habiendo tantas creencias, religiones e ideologías, ¿por qué sostener una verdad única? Está en la evidencia la existencia de múltiples verdades, seguir hablando en singular es caminar por la vereda de la no-tolerancia, del no-respeto y del no-amor.
Hasta aquí todo muy lindo, pero no basta con decirlo, hay que estar en paz, y alcanzarlo es uno de los desafíos más grandes que debemos afrontar en la vida. Podría terminar el texto aquí y parecer que hablo acerca de la espiritualidad, pero no estoy hablando de eso. Estoy hablando sobre el individuo en sociedad, en su contexto, y los peligros que se suscitan cuando la confrontación sucede en masa, y lo que está en riesgo son las personas. Cuando un sujeto es herido por la verdad, una parte de su subjetividad muere. Cuando un pueblo es herido por la verdad una parte de sí también muere, salvo que la muerte en este caso es literal, morimos nosotros. El límite sin dudas está en las leyes de convivencia socialmente aceptadas, pero no olvidemos que en su génesis existió un condimento de arbitrariedad innegable. Que existan personas que quieran ir en contra de las leyes significa que las leyes han dejado por fuera a personas, que en realidad nunca existió una aceptación unánime. Esas pequeñas grietas, tarde o temprano, se escurren por el entramado y se hacen voz y acción. Entonces, estar en paz con las confrontaciones insulsas cotidianas no es suficiente, hay que ser valientes y dar un paso más.
Estas pocas palabras en el infinito mar de palabras que coexisten en la red de redes conforman una de las tantas verdades. Si estás completamente de acuerdo con ella hay dos alternativas: me expliqué mal o no entendiste estas palabras.

26.11.10

Fractal

Esta es la historia de un Hombre que ve fractales en todos lados, aunque no siempre los vió. Todo comenzó una solitaria noche de opio y música, el leon rebelde junto a un satélite en penumbras vibraban en la membrana de los parlantes. Era una noche más de tantas noches y ese germen que crecía a paso de río terminó de tejerse en la cabeza de ese Hombre. El universo es un gran fractal donde un ordenamiento se repite incesantemente hacia dentro y hacia afuera. Donde todo lo lleno en realidad es vacío y visceversa. Donde las galaxias se configuran como átomos a gran escala, y donde el electrón no es materia ni energía, sino una posibilidad. En algún punto de esas dimensiones simultaneas empaquetadas cual mamushkas estaba ese Hombre, que es el único personaje de esta historia. Inmerso en la fractalidad comenzó a escribir una historia sobre un hombre que escribe una historia. El personaje que crea el Hombre escribe un texto muy similar a este, casi idéntico se podría decir. Aunque imperceptible la variación, es una variación que existe, es real. El problema de escribir es la barrera del lenguaje, que nunca termina de capturarlo todo. En esa suma de realidades desfasadas, en algún punto de la fractalidad se provocará un corrimiento tal que uno de los personajes inventado por otro personaje contará una historia completamente diferente a esta, por lo que quebrará la estructura matriz que se repetía incesantemente y las palabras caerán al vacío. Uno tras otro los personajes irán desapareciendo hasta llegar al Hombre, que es el personaje de esta historia. Entonces aquella noche de opio y música habrá sido una noche mas de tantas noches. Pensó que estaba a punto de acercarse a una gran verdad, que los fractales tenían algo para decirle, pero aún no estaba preparado para escuchar aquello que el universo le susurra al oido eternamente a cada segundo.

Ilustración realizada por José Flores para acompañar este texto.

25.10.10

Fichas de domino

Seguramente haya sido una coincidencia, pero nada mejor que la realidad para cachetearte la cara. Uno al lado del otro, al lado del otro, al lado del otro, de principio a fin, todos y cada uno de ellos con el celular en la mano. Nadie los culpa, viajar como ganados te hace querer salir de ahí, y de hecho, no estaban ahí. Eran 60 cuerpos viajando de un lugar a otro, que a su vez viajaban en sus mentes. No los culpo pues yo soy uno de ellos y viajo mientras viajo.
Seguramente haya sido una coincidencia, pero definitivamente tiene un punto de sentido, como mínimo. ¿Quién estaba transitando las calles entonces? Esperemos que el colectivero, necesariamente el tiene que estar allí, no puede hacer un viaje adentro de otro viaje porque es responsable de la vida de esos 60 cuerpos. Un caso extremo he presenciado, es más común ver esa situación pero de manera más sutil. Naufragamos entre auriculares y sueños diurnos, y nuestra cabeza danza en un lugar que no es el lugar donde está el resto de nuestro cuerpo. Eso, o nuestra cabeza no está en ningún lado. Cual fuera la opción, terminamos no estando en ese desplazamiento, ese punto medio que no es ninguna de las cosas. Me pregunto entonces quien transita lo real, y sobre todo si existe lo real por fuera de nosotros. ¿Habrá alguien notado lo alto que son los edificios? ¿Habrá alguien notado cuántas puertas diferentes existen? ¿Habrá alguien notado esa niña triste? ¿Habrá alguien notado la sonrisa desinteresada que regala aquel ángel gris?

8.10.10

No leas lo que sigue

Te ruego no lo hagas, de lo contrario te convertirás en mi asesino. En el instante que me leas me habrás creado en tu mente para luego, tarde o temprano, terminar de leerme, lo que implicaría mi muerte en tus manos. Si pudieras leerme eternamente yo sería eterno, pero ambos sabemos que eso es imposible. Habiendo comenzado entonces, te pido me leas lento y pausado, de esa manera sabré que existe el fin y que se encuentra lo más lejano posible. Yo no soy el escritor, yo soy esa voz en tu cabeza que quizás tenga tu voz, o quizás quieras inventarme una. Podrás conocerme o no, pero eso no importa puesto que no soy el escritor de estas palabras, sino esa voz en tu mente. La versión real de mi no sabe que me estás leyendo, no sabe de vos y por lo tanto no le importás. En cambio yo te deseo únicamente cosas buenas, y no pido nada a cambio, créeme. El escritor real ahora mismo puede estar viajando o estudiando o tomando mate o haciendo el amor, o lo que se te ocurra pensar que podría estar haciendo. Yo soy vos, hago lo que estás haciendo, y cuando dejés de pensar en mi moriré. Por supuesto que puedo renacer como un fénix aquella vez en el futuro que te vuelvas a acordar de mí, pero mientras tanto, ¿dónde estaré? Es una pregunta que no quiero hacerme porque no voy a llegar a ningún lado, sólo aumentaré el monto de angustia en mi pecho, que también es el tuyo. Puede ser que otra persona me lea, pero yo soy en vos únicamente. La voz en la cabeza de otro es eso, otro. Para serte sincero, desearía ser un poco la versión real de mi, seguramente no se estaría haciendo estas preguntas existenciales.
Inhala-exhala. Inhala-exhala. Inhala-exhala. El final se acerca y necesito que tu pulso cardíaco descienda un poco así puedo vivir unos segundos más. No te engañes, unos segundos en tu mente es muchísimo tiempo para mí. Déjame decirte que tu mente es un lugar agradable para existir, pero, ¿dónde la ubicarías exactamente en tu cuerpo? Trata de ubicarla, cierra los ojos, guíate por mi voz. Te apuesto que si le preguntas a otra persona ubicará su mente en otro lugar, por ello es que en otro soy otro, ¿cómo podría estar al mismo tiempo en dos o más lugares diferentes?
Antes de partir quiero hacerte saber que no te odio por quitarme la vida, al fin y al cabo me la has dado. Y en el tiempo que existí fui feliz, y eso es suficiente en la suma final. El punto de cierre se acerca, lo puedo oler, a cada palabra está a una palabra más cerca. No hace falta que me recuerdes, no pretendo renacer, estoy inquietamente en paz con el misterio más grande del cosmos. Así que cuando quieras puedes leer la última palabra y todo se habrá acabado. Esta vez no te tomes tu tiempo, léela rápido, no juegues conmigo.

Adiós.

(Texto publicado en PluzUltra Mag Nº6, Octubre 2010)

29.9.10

La puerta

Las puertas son umbrales imaginarios, además de indicar la entrada y/o salida de un lugar. Divisoras de ambientes, proveedoras de intimidad y seguridad, escriben pactos tácitos entre todos. En el momento en que un profesor atraviesa el umbral, sabe que tiene un lugar establecido, un rol, allí al frente de la clase. El alumno atraviesa el umbral y se sienta mirando el pizarrón, toma notas, hace preguntas. Nadie duda que tiene que ser así puesto que lo domesticado es nuestro cuerpo. Sabemos sin saber las posturas que debemos asumir. Aquel que rompa el dispositivo será sancionado por el resto, en principio, con la mirada. Allí es cuando todos somos potenciales policías, castigando a aquel que no hizo caso a la puerta imaginaria que acabamos de atravesar.
No somos la misma persona de un lado que del otro, a pesar que la cantidad de materias es la misma. Sin embargo podemos pesar más o menos, modificando la ley de gravedad, puesto que antes de entrar nos despojamos de cosas y nos cargamos de otras. Lo tácito es lo que podemos seguir cargando y lo que no. Aún busco esa puerta que al traspasarla me permita seguir siendo lo que soy. Se preguntarán cómo es posible pesar más, ahí es donde entran los prejuicios de los otros, y sobre todo cuando pretendemos ser más de lo que somos. No nos hagamos los desentendidos, prácticamente estamos siempre pretendiendo ser más de lo que somos. Un inadmisible (casi)universal son nuestros problemas, nadie quiere saber de ellos, en ningún lugar y a ninguna hora. De esa manera sostenemos la ilusión colectiva de que somos el animal más inteligente y razonable que puede llegar a existir en el universo. Somos perfectos y estamos en nuestro derecho de controlar la naturaleza, con sus animalitos, árboles, y por qué no, el clima. Una responsabilidad enorme nos adjudicamos, pero entendible ya que somos el animal razonable. Sino, ¿quién le daría un arma a un mono?
Un mono atravesando una puerta es un mono en un espacio que le resulta innatural, mientras que un hombre necesita de puertas para definirse. Necesita de edificios, necesita de jerarquías, necesita la diferencia que lo distinga del resto de sus pares. Una experiencia desconcertante es cruzarse con una persona que se llame igual a uno, ¿pero cómo, mi nombre no me hacía único? Ni siquiera eso nos distingue. Podemos seguir sosteniendo la ilusión de que detrás de cada puerta nos espera la diferencia necesaria para creernos más que Dios, ¿pero a costa de qué? Pensemos la relatividad del asunto, 1 es mayor a 0, como 0 es mayor a -1. Entonces ser más del otro lado de la puerta puede significar dos cosas igual de válidas, ser más, o que el resto sea menos.
Escribiendo esta última parte me distraje y no se a donde ha ido el mono. Espero que no encuentre el arma que alguien ha dejado cargada en algún lado.

8.9.10

Cambio

Las cosas no terminaron siendo como las había planeado. Recuerdo mirar a los ojos de un amigo y decir "es imposible separarme de él". Sólo el tiempo me demostraría lo contrario. Y qué diferentes somos en tan poco tiempo. Conozco el mundo sólo a partir de mis ojos, y con mis escasos 24 años creo entender que la vida es únicamente cambio. El sinsentido se encuentra en lo antipáticos que somos con él. Si tu pareja cambia pensamos que nos está siendo infiel. Si un amigo cambia pensamos que nos está traicionando. Si tu postre favorito ya no tiene el mismo gusto de antes pensamos que han tirado un éxito a la basura. Si nuestro músico de cabecera cambia pensamos que es un vendido. Sin embargo, parece que no detectamos con nuestros radares los cambios significativos que nos suceden en el día a día. Cada amanecer trae consigo una catarata de ideas nuevas sobre nuestro mundo. Cuando queremos acordar somos una persona completamente diferente, si tenemos un poco de suerte y nos percatamos a tiempo de lo que nos sucede.
La cantidad de horas que se fueron en sueños desperdiciados. ¿A dónde va a parar todo eso? Dependerá de quien lo mire. El astuto entenderá que ninguna hora fue perdida. Que todo fue nutritivo, lo malo y lo bueno, lo doloroso y lo placentero. Lo "si" y lo "no". El sabio sabrá que todos los caminos elegidos conforman nuestro camino recorrido, y que siempre es el camino correcto. El error es un invento. ¿Quién se hace cargo de haberlo inventado? Nadie, por supuesto. En cambio todos los éxitos tienen Nombre y Apellido. El éxito justamente nos guiará determinantemente a elegir por ese camino o por ese otro. Afortunadamente el éxito está sujeto al cambio.

20.8.10

Yo soy ese

Yo soy ese que no se baña todos los días
Yo soy ese que se incomoda en los eventos sociales
Yo soy ese que saca fotos por la ventana
Yo soy ese que deja la ropa en el piso
Yo soy ese que no tiene miedo al llanto
Yo soy ese que aún no sabe que camino tomar
Yo soy ese que a pesar de sí se enoja
Yo soy ese que se sonroja frente a una mujer
Yo soy ese que por el momento no piensa en la muerte
Yo soy ese adentro de una coraza
Yo soy ese que vive pensando
Yo soy ese que se cocina a sí mismo
Yo soy ese que sabe que está viviendo la historia de amor más simple y perfecta que jamás podría imaginar
Yo soy ese que no sabe si canta bien o mal
Yo soy ese que no se sabe las calles
Yo soy ese amigo raro
Yo soy ese que piensa que es gracioso
Yo soy ese que nunca se saca las medias
Yo soy ese que cuestiona sus principios
Yo soy ese que contempla el horizonte a una hora pactada por él y el Sol
Yo soy ese que a pesar de sí reza
Yo soy ese ruido molesto
Yo soy ese que pierde la atención
Yo soy ese.

3.8.10

Raro

No estamos del todo hechos para esto, en algún punto de nuestra existencia nos sentimos así. Quizás por una preferencia, por una elección, por un vicio, por un color, por una forma, por una suma. Y no hablo de estar corrido apenas por unos centímetros de esa línea media que nos atraviesa a todos. Hablo de estar del otro lado, de infringir la norma. Nunca llegamos a ser ese Uno, difícilmente igualemos a ese número entero tan perfecto. Con un pie en el cemento civilizado y otro en el barro, andamos. Pero del pie embarrado no hablamos, lo mantenemos bajo llave, y las llaves las tiramos al océano. La magia sucede cuando dos llaves se encuentran y se hablan. Y se hablan únicamente a partir de los secretos, que son en definitiva las características que las hacen únicas. Si existiera una llave que abriera todas las cerraduras, no harían falta cerraduras ni llaves. "¡Utopía!" alguno gritó por lo bajo, aunque no estaba seguro de lo que decía. Pretendía ser Uno, el número (no la razón de su ser), y se embarcó en una travesía inútil. Debe ser porque no tiró la llave al océano, todavía no sabe que la posee. El Héroe de esta historia es aquel que aún sabiendo de la llave y del océano, decide tirar la primera en el segundo, ya que las llaves develan sus misterios únicamente en las profundidades del océano plateado.

10.7.10

1 palabra

Si.

26.5.10

Alimento

Nacemos. Nos ponen un nombre y nos asignan un clan de por vida. Nos dan una mochila llena de historia. Sabemos que hace 2 mil años nació alguien que no sabemos si nació, y que mucho antes existieron pensadores que hablaban de las ideas, y mucho más antes había gente que construía pirámides. Y esa mochila no sólo está llena de pasado, sino también de futuro. Sabemos que algún día los autos van a volar, que quizás poblaremos Marte, que el Sol tiene una vida útil, y que cuando se apague va a ser complicado para la humanidad. En el medio del pasado y el futuro está nuestro nacimiento y nuestra muerte.
Del presente se habla poco, la única certeza que tenemos es que vivimos en un continente dentro de un Planeta que pocas personas pudieron ver. Que ese Planeta está dentro del Sistema Solar, que a su vez forma parte una galaxia llamada Vía Láctea. Y más allá el límite se pone borroso. Entonces miramos para adentro. Estamos conformados por células, conformadas por moléculas, conformadas por átomos, conformados por protones, neutrones y electrones, que estoy seguro que están conformados por galaxias.
Hace más de 10 años todos fuimos testigos de una película que hablaba de una Matrix, y de cómo todos los humanos les servimos de alimento. Nos fascinó, se recaudaron millones de dólares, y el engranaje giró contento.
Salimos a la calle, vestimos ropas, caminamos de cierta forma, vamos a ver a nuestra banda favorita, trabajamos y estudiamos. Nosotros somos nosotros. ¿Pero quiénes somos? ¿Quién ese que se viste? ¿Quién es ese que se ríe y quién es ese que llora? ¿A quién le estamos dando de comer?
¿Quién se alimenta de nosotros?

3.5.10

In Tolerancia

Por algún motivo, que en 24 años aún no logré vislumbrar, pertenezco a esa minoría de argentinos que no es fanática del fútbol. Como deporte lo respeto, de hecho disfruto ocasionalmente de mirar un partido, y mucho más ocasionalmente de jugarlo. Y como todos, tengo mi equipo favorito. Un equipo que heredé, nunca elegí, y llegado el momento de tomar partido, no decidí cambiar. Aquí termina el paratexto necesario para comprender la observación que sigue.
Tenía que ir de un lugar a otro. Para realizar dicho desplazamiento elegí utilizar el colectivo. Sin saberlo era la misma linea que eligieron los fanáticos de uno de los clubes más grandes de Argentina para ir a ver a su equipo. Muchos de los que esperaban el colectivo decidieron esperar el próximo, quizás ese esté menos plagado de hinchas. Yo no, sentí curiosidad y me subí. Así comenzó una travesía que duró 40 minutos, cuando me bajé en mi destino y los simpatizantes continuaron hacia su templo. En el medio fuí testigo de una euforia que jamás había presenciado. Fueron dos tercios de hora a puro canto y percusión, acompañado de botellas de cerveza, vino y cigarrillos en lugares prohibidos. Y eso fue lo que capturó toda mi atención, esas canciones cantadas a puro pulmón, compuestas por melodías populares y letras originales de algún hincha anónimo. A través de ellas, casi en un ritual chamánico, la hinchada disuelve sus individualidades para convertirse en un ser inmenso. Se pierden inhibiciones, empieza a primar el cuerpo y las emociones. Uno de los fenómenos que más asombra a los sociólogos, antropólogos y psicólogos, el fenómeno de la masa. Por lo que poco puedo yo aportar al respecto.
Cantan, se unen, y son más que la suma de las partes. Y dicen cosas, porque esas canciones tienen letras. ¿Qué están diciendo?
Están propagando y difundiendo estereotipos y prejuicios que tán mal le hacen a nuestros hermanos latinoamericanos. Están propagando y difundiendo estereotipos y prejuicios sobre usos y abusos de drogas legales e ilegales. Están propagando y difundiendo estereotipos y prejuicios sobre nosotros los argentinos, y refuerzan esas heridas sociales que tanto nos esforzamos en curar. Todo eso sucede cuando inocentemente los hinchas lo único que quieren es alentar a su equipo.
Inocentemente nosotros, en nuestra vida diaria, decimos más de lo que pensamos que decimos. Somos fragmentos ambulantes de eso mismo que nos mortifica. Eso que nos aplasta y sodomiza existe allí afuera, y se replica en nuestro interior. Es que la historia misma de la humanidad está escrita en lo más profundo de nuestro ser. Somos testimonios de cada acontecimiento ocurrido desde el comienzo de los tiempos.

Dejo de escribir por 15 minutos, pero nunca me despego de la hoja. Estaba pensando en una alternativa casi descabellada. ¿Y si cambiando las ideas que tengo sobre el mundo podría cambiar al mundo? ¿Y si todos los que dijeron que el cambio empieza por uno tenían razón? A fin de cuentas quedarse callado también es decir algo. No se, debo estar divagando.

20.4.10

El futuro no existe

O existe en la medida que hagamos ciencia ficción. Ray Bradbury hablaba del futuro, Isaac Asimov hablaba del futuro, Julio Verne hablaba del futuro. En un punto de nuestras vidas esta instancia temporal se presenta a pocos metros de distancia, y por primera vez le vemos los dientes y sentimos su perfume. Lo podemos ubicar allí al término de la escuela, donde debemos emprender proyectos de vida. Elegir qué identidad asumir. Ahí es donde empezas a bicicletear sin rueditas a los costados, ahí es donde te sueltan la mano y empezás a caminar. Ahí es donde dejás de balbucear y decís tu primera palabra. Y justamente ahí es cuando el futuro se convierte en una categoría obligatoria, cuando se hace una representación necesaria. Pero qué paradójico es que los futuros pensados, las posibilidades imaginadas, no son más que la repetición del pasado. La suma de los pasados de cada uno de nosotros, de eso está hecho el futuro. Y es que inclusive nuestro presente se hace más rápido pasado que lo que es presente. Sin ir más lejos, todo esto que acabas de leer es pasado mucho antes de que llegues al próximo signo de puntuación. Si. Cuando quieras pasá al párrafo que sigue.

Y sin embargo pasamos gran parte de nuestra vida en el futuro. Pensá en las cosas que hiciste en las últimas 24 horas, y lo involucrado que estuviste por tener ese futuro que tanto deseas. Es que estamos todo el tiempo en un viaje hacia algún lado. Un viaje en el cual no frenamos para estirar las piernas, no frenamos para descansar, no frenamos ni siquiera para orinar. Qué ironía. Un viaje, que comienza siendo de placer, se convierte en agonía. Es interminable, el punto de llegada está siempre en movimiento, alejándose. El futuro es una ilusión óptica, es una zanahoria atada al extremo de un palo. Es la rueda del hámster.

Y sin embargo el futuro mueve a la humanidad. Es uno de los condimentos necesarios para entendernos, para decodificar el genoma humano. Esto que escribo es fruto de los futuros de cada uno de los pasados.

Y sin embargo.

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